A un cuarto para las 11 de la mañana un autobús tipo “guagua” trancaba el paso de los carros que bajaban de la Av. Francisco de Miranda hacia El Rosal. La cola llegaba a su final en una de las calles que retorna hacia esa arteria vial y unos metros más adelante empezaba la concentración que había sido convocada por dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Ricardo Sánchez-Silva | @RicardoLoDice
En principio se tenía estipulado que fuera una marcha hacia el tribunal supremo de justicia (en minúscula adrede), pero posteriormente el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, anunció que cambiarían de lugar y esta vez, la protesta sería frente a la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo de Caracas, pues había sido este organismo el que emitió la medida cautelar que prohíbe realizar manifestaciones hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), por lo que el líder del partido Primero Justicia (PJ) anunció que se entregaría un documento de rechazo a la decisión.
“A la gente no le gusta las concentraciones, sino marchas”, decía a regañadientes una activista del partido social cristiano, Copei, mientras que un concejal de PJ ponía en duda que Capriles asistiera y se quejaba de que también prefería una marcha. Lo cierto es que la concentración que se apostó frente al edificio Impres – sede de la institución del Poder Judicial – no logró llenar una cuadra completa de la Avenida Venezuela.
Entre canciones de protestas, los manifestantes se mantenían frente a la tarima, donde diversos líderes opositores aprovechaban para hablar de las razones que validaban el Referéndum Revocatorio y rechazaban la decisión de la institución por ser “inconstitucional” e incluso venir de una Corte que no tiene competencia al respecto, según enfatizó Gerardo Blyde, alcalde del Municipio Baruta. También aprovecharon el momento para mostrar las caras en pendones de los llamados “magistrados express” y enfatizar la militancia política que tuvieron antes de llegar a la “imparcial justicia” venezolana, que en esta parte del trópico se viste de rojo.
#AEstaHora 11:24 am Así está concentración frente a la Corte Segunda Contencioso Administrativo de #CCS #tsjVsPueblo pic.twitter.com/RfS2v1C31Q
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Pasaron los minutos y antes de las 12 p.m., Capriles sí llegó y lo primero que dijo fue que no se iba a encadenar (dar un discurso largo) porque eran personas serias que cumplirían con su objetivo: entregar el documento a la Corte. Entre tanto, una de las mujeres presentes le gritaba “Encadénate, flaco, que tú si estás bueno. Maduro, no”.
Si bien, “el flaco” – como le gritaban –, cumplió con su promesa (no habló más de media hora), le antecedieron otros dirigentes de la oposición en el derecho de palabra a no más de 50 metros de la entrada del edificio Impres, donde se veía a gente asomada en una especie de mezanina. Ellos, junto al resto de la manifestación coreaban “Referéndum Ya”. Sin embargo, otra consigna resaltó, pero no por la promoción de los líderes en tarima, sino porque difería sustancialmente del planteamiento de Capriles. “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer”, se escuchaba, tal como si se tratara de una dictadura.
A pesar de que es un lema que ya se ha escuchado antes en protestas de calle, Henrique, quien ha sido el principal promotor del revocatorio, ha reconocido el gobierno de Nicolás, pues en su discurso no habló de dictadura, régimen o afín, por el contrario de María Corina Machado, quien se mantiene firme en que estamos ante un régimen no democrático. Siempre ha sido coherente en su discurso y ha mantenido su posición, por lo que su vía de “salida” fue pedirle la renuncia a Nicolás Maduro, no obstante, ahora se une a la petición de revocatorio. Es decir, aunque el activista de PJ advierte que Venezuela es una “bomba de tiempo a punto de explotar”, defiende la salida de Nicolás por votos. En otras palabras, la resolución del conflicto por la vía electoral. Machado en cambio, también apegada a la Constitución, es más radical al respecto.
.@hcapriles: "Esto es una bomba que puede explotar e cualquier momento" #TSJvsPueblo #25May #CCS pic.twitter.com/7jNrwrQk07
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Cuando Capriles entró a la institución le informaron que no trabajaba por el horario de racionamiento eléctrico, sin embargo, entregó el documento en correspondencia. Justo antes de que saliera del lugar, en las afueras una madre lloraba, era un llanto desolador – Los gritos llamaron la atención de la prensa inmediatamente –. “En mi casa no hay comida, Dios mío…”, fue la sentencia que inundó las afueras de la Corte. Otra mujer intentó consolarla, pero no quiso abrazos. Su protesta llenó de dolor el lugar por instantes, hasta que salió “el flaco”.
Pasadas la 1 p.m., ya la concentración se había dispersado, solo quedaban algunos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quienes estaban desde horas de la mañana desplegados por Caracas. Se podían ver desde las adyacencias del C.C. El Recreo y lo largo de la Av. Casanova. “Mi amor, mira lo que te tengo aquí”, le gritó una señora mayor a un PNB que inspeccionaba la zona en moto, mientras que sostenía la Constitución de la República, esa pequeñita y azul – versión de bolsillo – que popularizó Hugo Chávez, a quién Capriles, por cierto, en su alocución, le reconoció que era un verdadero contrincante, no “estos bate quebrado”, dijo. Entre el público un grito salió espontáneo: “No, vale. Ese fue el culpable de este desastre”.
#MásTemprano #25May @hcapriles saliendo d la Corte SCA #CCS Si no se restea en la calle,apoyo se le cae #tsjVsPueblo pic.twitter.com/bDqocfKpSN
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Un cambio de último momento en el lugar de reunión, que terminó siendo concentración y no marcha, sumado a una convocatoria deficiente, mostró este 25 de mayo, el peligro de que el pueblo – “arrecho defiende sus derechos” – que sale a las calles a seguir a sus dirigentes, se desgaste. “La gente ahorita está haciendo colas”, aseveraba uno de los activistas políticos presentes, a manera de justificación.
Horas más tarde la noche empezaba caer sobre Caracas y en un sector concurrido de Los Chaguaramos, solo una panadería vendía pan campesino en 400 bolívares la unidad. En las otras, los letreros de “No hay pan” eran el factor común. Justo después de ver a dos compradores frustrados porque al pagar con sus tarjetas de débito, la cajera les indicaba que no poseían fondos en su cuentas, allí afuera, a 10 metros de la entrada de uno de los establecimientos, un joven de no más de 25 años se comía un cachito con la mano izquierda, mientras que con la derecha hurgaba entre la basura con desesperación. El camión venía a unas cuadras, en tan solo instantes debió correr mientras que un trabajador del aseo le reclamaba por haber hecho un desastre con las bolsas.
Agonizaba Caracas, atardecía en la capital… otro día de protesta, frustración y agonía en Venezuela.■