El 15 de marzo, Nicolás Maduro Moros había convocado una concentración contra el decreto estadounidense que sanciona a funcionarios venezolanos en ese país. Un día antes, Yeremy Pernía, estudiante de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) salía de la estación del Metro Capitolio cuando fue interceptado por dos hombres que lo golpearon fuertemente en el cuerpo y el rostro. Las lesiones eran evidentes, el ojo izquierdo quedó maltratado, aunque esa no era la primera agresión. Un año atrás, después de que iniciaran las protestas contra el gobierno, empezaría el sufrimiento para este joven estudiante de Economía.
El mismo lapso de tiempo de maltratos es compartido por *Yiyo, estudiante de Derecho en la misma casa de estudios. Cortarse las venas fue la salida que encontró ante el hostigamiento y acoso que le propiciaron los mismos agresores de su compañero. ¿El delito? Pensar diferente…
“El problema explotó un día jueves, yo no estaba dentro de las instalaciones. Me mandaron un mensaje informándome que habían pegado mi foto en el comedor y que no me acercara a la universidad porque me querían linchar. No fui el día siguiente, sino el lunes y me abordó un ciudadano que se hace pasar por Reny, pero su nombre real es Freddy Arias. Agarró e incitó a la gente a que se acercara con mi foto para que me lincharan. Fui agredida por personas mayores (estudiantes) que me golpeaban en el hombro y la espalda, me gritaban que me fuera. Me sacó uno de seguridad. Me sentí bastante mal y de ahí entré en un estado de depresión horrible. Hasta me intenté quitar la vida…” ㅡ con voz entrecortada y ojos llorosos, pide que se detenga la grabación.
En el último año, Yeremy ha sido víctima de agresiones físicas cuatro veces, pero los insultos, vejámenes y sometimiento al escarnio público, al igual que su compañera de Derecho, son constantes en ambos casos. El lugar predilecto de la UBV es el comedor, donde pegan afiches que invitan a reconocerlos (los llaman “gusanos”) y se reúnen a las 12 del mediodía con un micrófono en mano a dar los datos de los “fascistas”. Revelan su cédula, dirección de habitación e incluso, nombres de sus familiares.
Una fuente interna, quien prefirió resguardar su identidad, comenta que “empiezan a pegar imágenes acosando a profesores y estudiantes, para decir que el estudiante Yeremy es el responsable. A los panfletos les ponen nombres de grupos ㅡ aparentemente inventados ㅡ como ‘Restauración Universitaria‘. Cosas que dicen: ‘los profesores de esta universidad no sirven‘”. Luego, vociferan que el disidente quiere quemar la casa de estudios y lo asocian al partido Voluntad Popular (VP).
Yiyo salió con impotencia de su universidad, ya no quería seguir con vida. Era su vía de escape ante la situación de hostigamiento constante. Una compañera la auxilió. Fue a la Fiscalía en la Avenida Urdaneta, pero no querían tomarle la denuncia porque no tenía los datos completos del responsable de la agresión. Al verle las heridas en sus muñecas decidieron atenderla. En todo caso, su caso “está en proceso”, lo mismo le dijeron en ese lugar a Pernía.
Las génesis del acoso, en el caso de Yiyo, se produjo cuando encontraron unas fotos de la estudiante en las redes sociales junto a líderes a la oposición, pero fue una imagen en la que aparecía con una pancarta que rezaba “Maduro, coño e’ tu madre”, la que difundieron en la universidad. Una profesora le llegó a decir que no subiera más fotografías a las redes sociales y que se fuera rápido a su casa al salir de clases o no se hacía responsable de lo que le sucediera.
“Dijeron que me podían denunciar por la pancarta, por la ofensa hacia el presidente. Yo dije, bueno, que lo hagan. En las redes sociales hay millones de pancartas que dicen lo mismo y con personas distintas”.
Para Yeremy, todo inició en una asamblea estudiantil realizada el 29 marzo de 2014, la cual tenía como objetivo conformar el Consejo Popular Estudiantil. Él, junto a otros compañeros que abandonaron la universidad por el fuerte acoso, propuso pluralidad y rechazó la propaganda que hacía una organización estudiantil, señalada de las acciones violentas contra los disidentes.
El colectivo detrás del acoso
Integrantes de un grupo universitario, identificados por los agredidos, se darían a la tarea de acosar a los que no comparten su “ideología”. Se trata de la “Liga Universitaria con Chávez” (L.U.CHA), un colectivo que “se encuentra presente en la Universidad Bolivariana de Venezuela, Universidad Central de Venezuela, Misión Sucre y Unearte. Compuesto por miembros de los tres grandes gremios que conviven en el espacio universitario: estudiantes, docentes y obreros. Su objetivo final es formar parte de la construcción de universidad del pueblo y para el pueblo”, se lee en la descripción de un video de la organización publicado para la campaña presidencial de Maduro en 2013.
Presuntamente, el cabecilla de este movimiento, dentro de la UBV es Freddy Arias, conocido como Reny, pero detrás, según fuentes internas, estaría Jackeline Romero, quien ocupa un cargo directivo actualmente. Arias ha sido denunciado ante la fiscalía, pero hasta ahora hay impunidad en los casos.
El grupo L.U.CHA está vinculado a dos cuentas de redes sociales llamadas “@denunciaUBV” y “Denuncia Ubevista”, la primera tuiteó hasta diciembre de 2013, pero la de Facebook se mantuvo activa hasta julio del siguiente año.
Ambas cuentas nacen como protesta ante la supuesta corrupción del exrector, Prudencio Chacón, quien habría destituido de su cargo a Romero, Directora de Proyectos Especiales. Este hecho fue denunciado por el movimiento, que defendió a la funcionaria en la red. Casi un año después, el 12 de mayo de 2014, se oficializa el cambio de la primera autoridad en la casa de estudios. Maryann Hanson, exministra de la cartera de Educación Universitaria es nombrada como la nueva rectora de la UBV.
Para ese entonces, el grupo cantó justicia a través de otra cuenta de Twitter con el nombre oficial del movimiento. Pero a pesar del cambio de rector, a quien en un principio responsabilizaba de apoyar a ubevistas subversivos, el acoso siguió no solo en el comedor sino a través de Facebook, red en la ya había publicado datos personales de quienes considera se guían por la doctrina del “Cesarismo Democrático de Vallenilla Lanz”. La cacería de brujas continuaba.
Yiyo afirma, con toda propiedad, y por lo que le ha tocado vivir que “sí, hay discriminación. Ellos (los profesores) dicen que es una universidad netamente política. No me parece eso lógico cuando llaman a incluir, ¿porque están excluyendo a la gente?”, sentencia mientras que lanza otra declaración. Desde el silencio de la disidencia, “hay hasta más gente opositora que chavista dentro de la universidad”. La razón: principalmente económica y no haber quedado en la UCV.
Jhonnatan Espinoza y Marwis Peña, son otros nombres de estudiantes de la UBV, que tuvieron que retirarse ante las agresiones y hostigamiento político dentro de la universidad.
*El nombre original de la fuente se cambió por “Yiyo”, quien pidió resguardar su identidad por seguridad.
Originalmente publicado por: EcosResuena / La Patilla